¿Ya te has perdido? ¡Bienvenido a la fiesta del sinsentido!
En esta travesía, no todo es claro, pero todo tiene su porqué. O no. Quién sabe. Lo que sí sabemos es que, si sigues buscando respuestas, puede que acabes en un lugar que no esperabas.
Analía15 siempre había sido muy organizada, pero con una pequeña excepción: nunca recordaba qué tenía que hacer. Su casa estaba llena de cajitas y carpetas, todas llenas de respuestas. Pero ninguna etiqueta decía para qué servían esas respuestas. ¿Para qué la necesitaría? Nadie lo sabía, ni ella misma. A veces encontraba en una carpeta la respuesta a una pregunta que nunca había hecho, como si alguien estuviera organizando su vida en su lugar. "Ah, esto me va a ser útil un día", pensaba mientras guardaba el sobre en el cajón.
Un día, mientras caminaba por la ciudad, se dio cuenta de que algo extraño estaba pasando: las personas le empezaban a dar respuestas de forma automática, sin preguntar nada. Un hombre le entregó un papel con una ecuación matemática que parecía importante. “Esto te ayudará en el futuro”, le dijo. Un niño la miró y le dijo, “¿por qué no haces una lista de todo lo que no sabes?” y se fue corriendo a perseguir una paloma invisible.
Analía15 estaba confundida, pero un poco intrigada. “¿Por qué todo el mundo me da respuestas? ¿Será que realmente tengo que saber algo?” Decidió entonces hacer una pequeña investigación, pero no sobre las preguntas. No, eso era demasiado conforme. En vez de eso, empezó a coleccionar respuestas sin sentido.
Se dio cuenta de que las respuestas, al ser tan poco coherentes, tenían un poder especial. Cuantas más respuestas sin explicación acumulaba, más absurdas se volvían las cosas a su alrededor. Comenzó a organizar sus respuestas en grandes murales. En uno tenía la receta del futuro, en otro una lista de cosas que nunca sucederían. En uno más, pegó recortes de cosas que siempre quiso saber, como: “¿Por qué el sol nunca se cansa?” y “¿De qué color es la tristeza?”.
¿Y qué pasó después? Nadie preguntaba nada más. Todos simplemente esperaban la respuesta de Analía15 a la gran pregunta que nadie había formulado: “¿Qué pasaría si nadie hiciera preguntas?”.
Analía15 nunca se preocupó por la respuesta, porque en el fondo ya sabía: las respuestas siempre están ahí, flotando, esperando ser recogidas.
¿Por qué buscar algo que ya tienes, pero no sabes cómo usar? Tal vez las respuestas no sean tan importantes, ¿o sí? Da lo mismo...
Siguiente Analía:
(Aquí la cosa se pone surreal, como siempre. ¿Despertar para siempre? Quien sabe. Si te atreves, sigue.)
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